José Arroyo

Vicepresidente Regional de CEPA para Centroamérica y el Caribe

La Palabra de CEPA

Para muchos de nosotros sonará familiar la frase “recoge tu cuarto”. Sea porque la recordamos de nuestra niñez y adolescencia o porque la hemos utilizado en los años de niñez y adolescencia de otros. Parte de la premisa de que hay desorden en la habitación, se crea la expectativa de que haya orden y se le impone a la persona encargada de ese espacio que comprenda lo que se espera. Posiblemente has ido a ver el fruto de haber “recogido el cuarto” y encontrar cosas amontonadas en otro lugar, apiñadas en una esquina o simplemente desplazadas con igual desarreglo de un lugar de la habitación a otra.

Esta cotidiana escena para muchos nos puede servir de gran enseñanza sobre la vida propia y la vida en sociedad, así como el por qué, a veces, repetir “amar al prójimo como a sí mismo” no es suficiente para algunos.

La persona que generó el desorden se siente dueña de ese espacio. Lo arregla y desarregla a su gusto. Podría ser que lo que otros ven como desorden sea una manera distinta de dejar accesibles sus pertenencias. Lo que es orden para unos es visto como desorden por otros. La expectativa del otro, de que se sobrentienda lo que implica el orden esperado, es fuente de frustración y exasperación para algunos adultos. Lo que yo esperaba no se encontró con el resultado obtenido. Pero desde la otra perspectiva, desde la de quien recibió la orden de recoger, lo que parecía práctico y al alcance, fue efectivamente reubicado para que no estorbara. Se cumplió con lo mejor que comprendió. Si analizamos esta escena desde la distancia y objetivamente, procurando explorar ambas perspectivas, ambos estaban en lo correcto y no había intención dañina, malevolencia o deseos de incomodar en ninguna de las dos acciones, la de exigir orden y la de ordenar de alguna manera.

Si la comunicación fuese efectiva y asertiva, todo quedaría claro y se evitarían los malentendidos o interpretaciones parciales.

Muchos individuos pasan la vida pensando que decir y repetir palabras o frases nobles se traducen de igual manera para todos y son interpretadas de manera universal. No es así.

El contexto, la intención y la clara indicación de lo que se espera y significa pueden ayudar a comunicar mensajes que sí sean claramente comprendidos.

Pensar que toda persona que abraza una creencia, una fe o una espiritualidad de forma particular entiende todo de manera clara, crea una falsa expectativa. Lo vemos a diario.

Todos los individuos que se mueven en un contexto cultural de influencia judeocristiana están familiarizados con la frase “amar al prójimo como a sí mismo”; pero esta se presta a múltiples interpretaciones por sí sola.

Un grupo de individuos piensan que la mujer no debe ocupar el mismo sitial que el hombre en su congregación. Esta no puede predicar dentro del salón de culto, pero sí fuera de él. Aceptan que el hombre es la cabeza de la familia y la mujer debe obediencia. No solo lo ven así los hombres de esa fe, sino que las mujeres de dicho culto así lo aceptan. En fin, ellos están “amando al prójimo como a sí mismos”, porque no están agrediendo, amedrentando o menospreciando a la mujer según su perspectiva, sino que le están dando un sitial distinto y protegiéndola para que sea dedicada en otras tareas. Estas personas, están cumpliendo con el amar al prójimo como a sí mismos, de manera literal desde su visión pero no de manera equitativa y amplia.

En otro ejemplo, los seguidores de cierta secta entienden que el mundo entero debía ser convertido a sus ideas. Crearon misiones mundiales y salieron a convencer a todos. Envían a sus jóvenes a países lejos de su hogar para que ayuden a las personas que puedan, acompañen a los ancianos solitarios en sus hogares y estudien junto a ellos sus libros sagrados, con el fin ulterior de convencerles de que su camino es el correcto.

No obstante, los individuos que tuviesen un color de piel que no fuese claro, blanquecino o puro, eran los herederos de una maldición divina y no podrían aspirar a posiciones, lugares o voz y voto en la administración de dicha iglesia. Claro está, todo esto cambió cuando súbitamente sus filas de seguidores eran mayoritariamente de tez oscura y una “revelación divina” les indicó que se debía reinterpretar el texto sagrado y su doctrina. Todas estas personas estaban amando al prójimo, pero actuaban con prejuicio, segregación y discrimen.

Así como estos dos ejemplos de la vida real, podríamos citar muchísimos de los que conocemos en el amplio y escabroso campo de la fe y la creencia. Amar al prójimo como a sí mismo no es un comando acompañado de instrucciones claras, porque está sujeto a la interpretación, la justificación y la conveniencia de quienes lideran y quienes ciegamente siguen. Si cuando hablamos de amar al prójimo no incluimos conceptos como equidad, igualdad, inclusión, respeto, desinterés, justicia, educación, libertad, pluralismo, alteridad, oportunidad, homoafectividad, desarrollo y responsabilidad, no estamos hablando el mismo idioma.

En una realidad en la que las palabras predominan sobre el pensamiento que las genera; en una encarnación donde las palabras pueden ser hábilmente manejadas para llevar un significado distinto; en una etapa transitoria en la que las palabras pueden ser acomodadas a nuestra conveniencia, es innegable la necesidad de explicar, ampliar, abundar y ser concisos en lo que se pretende comunicar. “…Las creencias reprobables son aquellas que arrastran al mal”, se nos indica en la pregunta 838 de El Libro de los Espíritus. Si llevar a las personas a perpetuar actitudes machistas, excluyentes, racistas, clasistas, xenofóbicas, homofóbicas y discriminatorias no es arrastrarlas al mal, entonces no hemos comprendido nada de lo que es el mensaje espiritista.

Por eso, amar al prójimo como a sí mismo será suficiente, solo cuando tengamos en perspectiva todo lo que ello implica para bien absoluto de otros, así como para el propio.

Jon Aizpúrua

Ex-presidente de CEPA (1993/2000) y actual Asesor de Relaciones Internacionales

Treinta y tres preguntas dirigidas a la conciencia de los espíritas:

¿Cuántos espíritas son fieles a unas ideas en lugar de ser dócilmente leales a unas siglas?

¿Cuántos espíritas admiran a alguien que no piense como ellos?

¿Cuántos espíritas se permiten tener dudas sobre algunas de sus creencias, sustentadas en las enseñanzas de autores encarnados o desencarnados?

¿Cuántos espíritas se atreven a cuestionar ideas expuestas por sus autores fundamentales?

¿Cuántos espíritas asumen que en el Espiritismo, no se trata de creer sino de saber?

¿Cuántos espíritas sucumben a la adoración reverente de los médiums y de los espíritus?

¿Cuántos espíritas examinan con sentido crítico las comunicaciones mediúmnicas?

¿Cuántos espíritas adoptan en su vida la práctica cotidiana de la lectura y el estudio de textos espíritas y de otras orientaciones filosóficas?

¿Cuántos espíritas pueden superar las interpretaciones literales?

¿Cuántos espíritas están dispuestos a cambiar algunas de sus opiniones?

¿Cuántos espíritas leen o escuchan a otros espíritas que piensan diferente?

¿Cuántos espíritas anteponen los ideales a la ambición por los cargos en las instituciones espíritas?

¿Cuántos espíritas se exigen más a sí mismos que a los demás?

¿Cuántos espíritas atienden a un debate sin haber decidido previamente quién es su favorito?

¿Cuántos espíritas están dispuestos a aprender de quienes expresan ideas divergentes de las suyas?

¿Cuántos espíritas comprenden que el amor, entendido y practicado, es el fundamento de la vida y de la evolución?

¿Cuántos espíritas se han permitido amar a alguien con una ideología diferente?

¿Cuántos espíritas consideran que no son necesariamente mejores que su vecino?

¿Cuántos espíritas saben perdonar?

¿Cuántos espíritas se preocupan por las cuestiones sociales y entienden la necesidad de analizarlas y de pronunciarse sobre ellas?

¿Cuántos espíritas toman conciencia de las injusticias sociales, el hambre y la miseria, que padecen millones de seres humanos y no intentan justificarlas como “deudas” o “expiaciones” de vidas anteriores?

¿Cuántos espíritas ofrecen el concurso de su participación activa para corregir los males que afectan a la humanidad y retrasan su proceso evolutivo?

¿Cuántos espíritas están completamente al margen de teorías o prácticas discriminatorias, homofóbicas, racistas o xenofóbicas?

¿Cuántos espíritas denuncian el horror y el sufrimiento provocado por regímenes teocráticos, fundamentalistas y fanáticos?

¿Cuántos espíritas creen realmente en la igualdad entre todos los seres humanos?

¿Cuántos espíritas asumen la vigencia de la libertad individual, social y política, como requisito indispensable para el progreso material y espiritual?

¿Cuántos espíritas respaldan la libertad y la democracia para todas las naciones, sustentadas en el pluralismo político, separación de poderes, libertad de expresión y de reunión, y elecciones limpias para escoger a los gobernantes?

¿Cuántos espíritas denuncian a los regímenes tiránicos o autoritarios, con independencia del signo ideológico o político que los identifica?

¿Cuántos espíritas están dispuestos a censurar la corrupción, en el ámbito público o privado, sin matices, atenuantes ni excepción?

¿Cuántos espíritas están dispuestos a defender el imperio de las leyes en el marco del estado de derecho, aun cuando puedan verse afectados sus intereses particulares?

¿Cuántos espíritas promueven la paz en el mundo, sobre la base de la coexistencia respetuosa entre las naciones y rechazan las guerras y el uso de la fuerza de las armas para conquistar territorios?

¿Cuántos espíritas comprenden que no hay un “más allá” feliz para los desencarnados si no se construye un “más acá” justo, equilibrado, armónico y fraterno?

¿A cuántos espíritas, en fin, les importa el espiritismo?

La CEPA, como entidad kardecista, laica, librepensadora, humanista, pluralista, progresiva y progresista, constituye un espacio abierto en el que se sientan cómodos todos los espíritas que se estremezcan y reflexionen ante preguntas como estas y decidan, como sugería Kardec, atreverse a pensar, a privilegiar la razón y anteponer los valores éticos como guías de sus convicciones. Esto es indispensable para la consolidación de un movimiento espírita que pueda mirar sin complejos al siglo XXI y afrontar con éxito sus enormes desafíos.

Dante López

Ex-presidente de la CEPA (2008/2016)

Semejanzas y Diferencias

Hace un tiempo Yolanda Clavijo, Presidente del CIMA Venezuela, me sugirió tratar un tema específico en el ciclo que organizan con mucha dedicación hace ya varios años vía Zoom: “Constelaciones Familiares”.

Como conozco el tema pero no soy especialista, convoqué a una amiga, la Licenciada en Psicología Alejandrina Cianflone, para presentarnos en ese espacio con una especie de conversación informal y contrastar: “Semejanzas y diferencias entre la Sesión Mediúmnica y las Constelaciones Familiares”.

Alejandrina, que lleva muchos años como Terapeuta Guestáltica y como Consteladora, nos ayudó a entender cuáles son los fundamentos de esta Herramienta Terapéutica, que tuvo su origen en un Psicoterapeuta alemán, Bert Hellinger.

En su libro “Los Ordenes del Amor”, Hellinger explica su teoría, basada en la existencia de una memoria familiar colectiva, en el que postula que las relaciones familiares interpersonales se basan en el amor como base y aspiración del ser humano, pero también dice que “Sin Orden no hay amor”.

Como todas las teorías, tiene sus seguidores y sus detractores, así que nos pusimos a tratar de deshilvanar el hilo que teje la madeja de las relaciones familiares a la luz de esta Teoría Filosófica, como le gusta llamarla a su Fundador.

La comparación con la Sesión Mediúmnica se hace necesaria porque en primera medida somos espíritas laicos, progresistas y librepensadores, por lo tanto estamos en una búsqueda constante de actualización de métodos y aportes que puedan ayudar a entender el sentido de la vida y las infinitas variables que llevan a la espiritualidad.

Las “Constelaciones” son espiritualistas en esencia, ya que, como dijimos, postulan la existencia de un “alma” o “consciencia familiar” que incide en la existencia de uno o varios miembros de cada grupo familiar, generación tras generación.

La Doctrina Espírita postula a su vez que los espíritus encarnan en grupos, y que, existencia tras existencia, van creando lazos de amor y también conflictos sin resolver, que van tejiendo una urdimbre de relaciones espirituales intergeneracionales, y pueden alcanzar varias generaciones.

Por lo tanto, la raíz es similar, o sea, estamos hablando en ambos casos que hay una inteligencia espiritual que antecede y sobrevive al cuerpo físico, y se manifiesta de diferentes maneras y por diferentes métodos.

En una Sesión mediúmnica, un espíritu familiar puede hacernos saber de sus angustias no resueltas, o bien un espíritu encarnado manifestar la necesidad de cumplir con algún mandato que no comprende.

En ambos casos supuestos, tanto una Sesión mediúmnica como una Constelación, realizada por personas idóneas y en un ambiente cuidado, puede acercar información pertinente que colabore con la resolución de conflictos intergeneracionales.

No es mi intención desarrollar aquí toda la teoría, sino generar inquietud al lector para que investigue el tema y lo vea como otro camino alternativo en la búsqueda de la espiritualidad.

Para los que les interese conocer más pueden acceder a https://youtu.be/7SutjHkOMus

En esta primera parte del Siglo XXI, los espíritas nos sentimos de parabienes, ya no nos señalan como unos lunáticos en busca de utopías trascendentes, cualquier persona que se precie de bien informada y un cierto nivel de cultura maneja hoy conceptos como Reencarnación o Vidas Sucesivas con total naturalidad.

La Biología, la Física, la Psicología Transpersonal y muchas otras disciplinas vienen corroborando los postulados espíritas a una velocidad increíble.

Nos falta a los espíritas trabajar en forma consistente en la consecución de Métodos seguros y confiables para que la Sesión Mediúmnica Kardeciana, un verdadero hallazgo de Kardec, donde logró darle control y contención a la Mediumnidad, siga siendo la Herramienta Espírita por excelencia.

Milton Medran Moreira

Asesor de Relaciones Internacionales de CEPA

El equilibrio entre las leyes de conservación y progreso

Milton R. Medran Moreira

Asesor de Relaciones Internacionales de CEPA

No hay cambio sin crisis.

El hombre y las instituciones, aunque tienden al progreso, tardan en superar las etapas a las que han llegado.

De la misma manera que existe una ley de progreso, perdura una de conservación. Ambas desempeñan papeles de importancia. Si aquella impulsa al hombre hacia adelante, ésta consolida sus conquistas. Si aquella escribe la fascinante aventura del hombre sobre la Tierra, ésta fortalece los valores atesorados. Si aquella asume riesgos, ésta recomienda prudencia.

Pero es inevitable, en la historia de cada individuo y de cada una de sus instituciones, el momento del choque de las dos tendencias.

Inevitable es también la crisis derivada del choque Sin ella los cambios no se operan.

Un movimiento de ideas de las dimensiones del espiritismo no es inmune al entrechoque de los pensamientos, ni a la crisis, ni tampoco a los cambios.

Es cierto que en la base del pensamiento espírita existen sólidos principios que guían e identifican su filosofía. Pero los principios, aunque básicos, no pueden dar lugar al estancamiento del proceso de expansión de la propia comprensión y aplicabilidad de aquellos postulados.

Inmortalidad del espíritu, comunicabilidad, evolución a través de vidas sucesivas, son principios generales, de carácter permanente, grabados en nuestras conciencias y a los cuales llegamos por la vía de la racionalidad. Su comprensión, sin embargo, y su aplicación a la vida pueden servir tanto para la cristalización de ideas y procedimientos, como para el progreso y la actualización constantes.

En tiempos pasados, estos mismos principios se constituían en conceptos privilegiadamente compartidos por unos pocos iniciados que los guardaban bajo siete llaves. Su vulgarización es obra de religiones que, arbitrariamente, se apropiaron de ellos, rodeándolos por el misterio de la sacralidad y lo sobrenatural.

La propuesta espírita es insertar a Dios, la inmortalidad y la idea de la vida futura en un mismo concepto de naturalidad y vida. Sólo así estos principios se dinamizan y operan el efecto objetivado por el espiritismo: la mejora del hombre y del mundo.

A pesar de la claridad de esta propuesta, el movimiento que institucionalizó el espiritismo lo hizo fascinado por una visión religiosa de sus principios.

Visto religiosamente, el espiritismo se disocia de la vida, que no es religiosa, sino natural.

Visto como ley natural, él ilumina la vida en todas sus manifestaciones, haciéndose dinámico como ella misma.

Es claro que esa visión natural de dogmas aprisionados durante siglos por las religiones como bienes de su exclusiva propiedad y administración, genera crisis. La crisis del cambio. Incluso porque también se ha dogmatizado la idea de que el bien y la virtud son valores religiosos, cuando, en verdad, son conquistas que surgen de la propia comprensión de la vida, en su dinamismo e integralidad.

Al cristalizar la visión religiosa del espiritismo, el movimiento dio lugar al desequilibrio entre la ley de conservación y la del progreso.

La reacción que a esto hicieran, a lo largo del camino del espiritismo, algunos de sus segmentos, entre los cuales, y vigorosamente, CEPA, siempre dio lugar a crisis. Como regla general, estas crisis han producido y continúan produciendo cambios.

Vivimos, en el movimiento espírita contemporáneo, un típico momento de cambios. CEPA – Asociación Espírita Internacional, que está inserta en este proceso dialéctico, se siente inmensamente gratificada por presenciar y experimentar este momento. Indica el logro de una síntesis o, utilizando terminología kardeciana, apunta hacia la conciliación entre la ley de conservación y la ley de progreso.

Jacira Jacinto da Silva
Presidente de la CEPA - Asociación Espirita Internacional

Queridos y queridas, pasamos tres días juntos y ¡fue extremadamente positivo!

Todo pasa en esta vida y nuestro coloquio también se va ...

Sin embargo, el balance no pudo ser mejor.

En primer lugar, tenemos que reconocer que sabemos mucho menos de lo que necesitamos saber. Estas jornadas de estudio son oportunidades especiales que, bien aprovechadas, sirven a quienes verdaderamente buscan conocer el Espiritismo y vivir de acuerdo con sus postulados.

Ante tantos ataques a la Teoría Espírita, intencionados o no, pasar tres días debatiendo su contenido con pensadores de alto nivel, comprometidos con la más auténtica y legítima honestidad intelectual, es un placer para todos nosotros. También significa una importante evolución del conocimiento.

Desde el día en que Leon Hipollyte Denizard Rivail cuestionó la posibilidad de que un objeto diera respuestas inteligentes a las preguntas propuestas, la humanidad comenzó a acceder a nueva información de la dimensión espiritual, demasiado impactante y suficiente para promover una verdadera revolución en el conocimiento humano.

Arthur Conan Doyle llamó a este momento histórico la “invasión organizada”. En efecto, saber que somos espíritus inmortales en constante crecimiento y que tenemos diferentes cuerpos en sucesivas encarnaciones, implica una completa inversión del pensamiento imperante en la época, que seríamos un cuerpo y tendríamos un alma, cuyo destino después de la muerte física sería cielo o infierno dependiendo del juicio divino.

Este punto de partida suscitó numerosas dudas, desveló un horizonte de innumerables interrogantes y disparó la búsqueda de más conocimientos. Después de más de siglo y medio, se abrieron muchas grietas que arrojaron luz sobre el oscurantismo entonces imperante; sin embargo, la vida que llevamos, basada en el egoísmo y todas las perversas consecuencias derivadas de esta gran adicción, señala la etapa primaria dominante en nuestros días.

No me refiero a otros; no reflexiono sobre lo que los religiosos, los filósofos, los agnósticos y los ateos no son capaces de hacer. No, queridos compañeros, mi conciencia me obliga a hablar de una humanidad carente de amor, desprovista de solidaridad y de todas las virtudes necesarias para reconocer que es imposible construir un estado de felicidad, apuntando sólo a sus propios intereses. Nosotros, es el pronombre más adecuado para expresar quiénes son los seres humanos que aún no han asimilado ni siquiera la frase atribuida a Jesús de Nazaret, quien la habría dicho hace siglos, dos mil años, indicándonos que hagamos por los demás lo que queremos que ellos hagan por nosotros.

¿Qué haremos con los conocimientos adquiridos en estos tres días de estudio? Todos los temas fueron trabajados con maestría y podrían conducir a alguna mejora en nuestra vida y en nuestro mundo si sabemos transformarlos en actitudes.

Kardec organizó los pilares que sustentan el Espiritismo, sin embargo, es nuestro papel construir el edificio, estudiando, trabajando, actuando, transformando el dolor en alegría. Ese es el gran desafío. Saber hacer, porque en el siglo XXI vivimos atormentados por el hambre, la guerra, la enfermedad, la violencia, el abandono y la indignidad, la marginalidad, los vicios, la discriminación, la destrucción, el irrespeto, etc.

Evidentemente, esta situación de tantas injusticias sociales revela una paradoja, ya que en 1857, 90 años antes de la DUDH, el espiritismo abogaba por la defensa de los derechos fundamentales, asegurando, en particular, el respeto a los derechos humanos. De aquí podemos deducir su característica vanguardista.

Teniendo en cuenta el tiempo de existencia de la humanidad, el Espiritismo sería un recién nacido; sin embargo, si pensamos que en 20 años hemos experimentado un avance tecnológico extraordinario, concluiremos que ya hemos vivido lo suficiente para producir mejores resultados con esta gigantesca, innovadora y vanguardista filosofía.

Seguros de la existencia de Dios, no como alguien que juzga y condena, sino como el amanecer de un nuevo día por la fuerza de la energía que, al nacer el sol, ilumina y da vida; convencidos de la supervivencia del alma y de la posibilidad de la comunicación mediúmnica; conscientes de la ley de la evolución en este y otros mundos y principalmente entendiendo la reencarnación como una gran y misericordiosa oportunidad de aprender y crecer siempre, podemos hacer mucho más.

Iniciamos nuestro I Encuentro Euroamericano con la presentación de una hermosa obra de arte, diciendo que “vale la pena saber que se puede”, proponiendo “esperanza” y advirtiendo que “si nunca se intenta nunca se consigue”.

Tenemos que soñar, confiar, vivir diariamente la utopía que nos haga dar un paso adelante. Creyendo que se puede y dedicando energía para lograrlo; por eso emprendimos este viaje y no podemos regresar sin equipaje.
Ciertamente, no nos hemos detenido a reflexionar sobre el escenario de barbarie e ignorancia en el que nos encontramos. La información de que el planeta tierra está más cerca de los mundos primitivos que de los mundos felices, celestiales y divinos, tiene mucho sentido en este resumen actual, de dolor y sufrimiento, en el que somos incapaces de sensibilizarnos con el dolor del semejante.

Qué pensar de un mundo en el que una mujer declara en una conversación trivial, tener 30 labiales nuevos, en caja, sin abrir. En el mismo contexto, una institución filantrópica dedicada a minimizar la injusticia social le pide un aporte mensual, equivalente al valor de un labial, pero su respuesta es que “no puede” y, de hecho, no se compromete. ¿Qué mundo es este?

¿Cuántos de nosotros hemos estado reflexionando sobre nuestro verdadero papel en esta vida? No estamos todos aquí para hacer lo mismo, pero sí, todos vinimos a trabajar por un objetivo común: la transformación del planeta en un mundo más justo, más solidario, más digno, mejor, etc.

Hablamos de la empatía, la producción de felicidad, la necesidad de paz, el respeto por el avance científico, la salud de la humanidad y tantos otros temas valiosos e importantes para la evolución; sin embargo, en nuestra vida cotidiana somos refractarios a estos nobles sentimientos. Para sostener la alteridad y el respeto, nos toca escuchar al otro, darle voz, considerar verdaderamente su opinión, y no pretender que solo acepta nuestro punto de vista, o despreciarlo cuando no está de acuerdo con nuestra opinión.

No olvidemos el objetivo del espiritismo, promover la transformación de la humanidad, según Kardec en El Libro de los Médiums. Podemos comenzar, como se sugirió en este coloquio, por reconocer que todos somos diferentes y que no tenemos el mismo nivel de comprensión.

Así, queridos compañeros, estamos terminando esta hermosa jornada, en la que mucho se ha dicho, con un esfuerzo extraordinario de todos.

Creo que se nos ha concedido una oportunidad muy importante de estudio, de reflexión, de intercambio y de amistad. Son gestos generosos que en sí mismos tienen una connotación pedagógica; después de todo, dedicar un fin de semana entero a la discusión de temas relevantes y actuales, también es una donación.

Muchas gracias a todos. Inmenso agradecimiento a los compañeros que no se dieron por vencidos, mirando, aplaudiendo y haciendo preguntas. Ciertamente trajeron una gran colaboración que necesitamos absorber, reproducir, hacer cumplir en nuestra vida diaria.

Extendemos también nuestro agradecimiento a los expositores, recordándoles que están fomentando, al mismo tiempo, nuestra superación intelectual y el avance de CEPA.

Quizás podamos mejorar aunque sea mínimamente, nuestro estilo de vida en la rutina diaria, tratando de practicar la ética, la tolerancia, el compartir, el respeto a la diversidad.

Hombres, mujeres, población LGBTQI+, negros, blancos, amarillos, con o sin discapacidad física, con más o menos dinero, jóvenes o viejos, todos somos viajeros, con tiempo indefinido para volver, pero muy seguros de que no podremos llevar ningún bien material en nuestro equipaje.

Una vez más, nuestro inmenso agradecimiento a todos los que contribuyeron a la realización de este encuentro, técnicos, traductores, presentadores, asistentes, conferencistas y artistas.

Una vez más felicito y agradezco a los organizadores: Mercedes, David, Rosa, Juan, Nieves, Antonio e Pura, pelo extraordinario e inmejorable trabajo desarrollado a muy corto plazo. Muchas gracias, queridos.

Disfrutemos pronto de otra obra de arte. Después, debemos descansar y seguir reflexionando hasta nuestro próximo encuentro, cuando avanzaremos un poco más en nuestros descubrimientos intelectuales.

CEPA manifiesta su inmensa y eterna Gratitud para con todos.
Un abrazo de mi parte, muy cariñoso. Muchas gracias a todos.

Ademar Arthur Chioro dos Reis

Asesor Especial de la Presidencia de CEPA

Transcurridos más de dos años de la eclosión de la pandemia de Covid-19, que ya ha causado 509 millones de casos y 6,2 millones de muertes en todo el mundo, poco a poco la vida comienza, finalmente, a ganar aires de normalidad.

Sin embargo, el marco sanitario internacional sigue estando marcado por muchas incertidumbres. A mediados de abril, se registraron muertes por Covid en 66 países, con cifras significativas en Rusia, Corea del Sur y Tailandia. La Organización Mundial de la Salud considera que la pandemia todavía no ha terminado y advierte de la necesidad de enfrentar la iniquidad y ampliar la cobertura de vacunación para que al menos el 85% de la población de cada país reciba las dosis necesarias de la vacuna. Sin embargo, hasta la última semana de abril, solo el 15,4% de las personas que viven en países de bajos ingresos recibieron al menos una dosis de la vacuna, generando una situación de inseguridad sanitaria, ya que existe la posibilidad de desarrollar nuevas variantes.

Tan pronto como surgió la pandemia, CEPA buscó rápidamente adaptarse a los nuevos desafíos. Utilizando de forma precoz e intensiva aplicaciones de comunicación social, promovió numerosos eventos, culminando con la realización, de manera virtual, en 2021, de su Congreso Internacional, brillantemente presidido por David Santamaría, del Centro Barcelonés de Cultura Espírita. Difundió, también, seis libros de la primera serie de la "Colección Librepensamiento: Espiritismo para el Siglo XXI", disponibles gratuitamente en el sitio web de CEPA en cuatro idiomas (portugués, español, inglés y francés).

Tras la abrumadora ola provocada por la variante Ómicron, que provocó una nueva explosión de casos, aunque se registraron menos muertes debido a la vacuna, se observa, finalmente, en muchos países, una regresión de la enfermedad y el relajamiento de medidas de distanciamiento físico. Con esto, la mayoría de las organizaciones espíritas vinculadas a CEPA, observando las normas sanitarias, retomaron progresivamente sus actividades presenciales.

Sin prejuicio de las actividades virtuales, que permiten conectar, de forma rápida y bajo costo, a espíritas en todos los rincones del planeta, la reanudación de las actividades presenciales posibilita que nuestras instituciones puedan cumplir un papel esencial en este momento tan delicado.

El futuro es para muchos angustiante e incierto, ya que proyectos de vida fueron interrumpidos por la pandemia y las pérdidas personales han sido inmensas. La crisis económica alcanzó duramente a la población en la mayoría de los países. Muchos abandonaron los estudios, perdieron empleos, se empobrecieron. Otros, que sobrevivieron a la enfermedad, todavía lidian con sus complicaciones y vieron sus fuerzas físicas comprometidas, requiriendo cuidados permanentes.

Es necesario considerar, sobre todo, el impacto sobre la salud mental, en particular aquellos que han vivido el aislamiento, el miedo a la muerte y que han perdido familiares y amigos. Muchos buscaron alivio en el alcohol y en las drogas. El aumento de trastornos mentales es una realidad. Más allá de la pérdida económica, lidiar con la muerte de seres queridos ha sido angustiante para muchos. Las dudas sobre lo que sucede después de la desencarnación, el destino de los seres queridos que se fueron, sobre la vida en el mundo espiritual, y otros temas en los que la filosofía espírita tiene una enorme contribución para la sociedad, hacen que las instituciones espíritas sean llamadas a cumplir un papel esencial en este momento de crisis existencial que sigue al de la crisis sanitaria.

Preceptos filosóficos espíritas, como la inmortalidad del alma, la evolución infinita y la reencarnación, pueden contribuir a una reconfortante y productiva educación "para" y "sobre" la muerte. El ejercicio de la mediumnidad con criterio es también fuente de conocimientos y de apoyo espiritual para los seres encarnados y desencarnados que tanto sufren en este momento.

La hora exige solidaridad y disposición para acoger a todos aquellos interesados en comprender el destino del ser, de compartir la visión espírita sobre el hombre y el mundo. El Espiritismo, más allá de ser un mensaje consolador o de la pretensión de dar explicaciones sobre todas las cosas, si se comprende a partir de una concepción secular, librepensadora, progresista y kardecista, produce una perspectiva generosa, integradora y profundamente esperanzadora del porvenir.

No podíamos dejar, finalmente, de expresar el posicionamiento de CEPA sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, que evoluciona sin perspectivas de una solución pacífica, agregando escenas de horror, estupidez y barbarie.

Repudiamos la violencia. Cualquier solución a los conflictos entre naciones debe buscarse a partir del diálogo. Estamos a favor de la paz y del entendimiento entre los pueblos, que deben obtenerse a través de vías diplomáticas. Es necesario poner fin a tanto sufrimiento, dolor y destrucción. Intereses económicos o políticos, explícitos o subyacentes, así como ninguna razón de Estado o de seguridad nacional, pueden justificar este o cualquier otro conflicto armado.

Queremos un planeta que viva en paz, donde reinen el respeto y la solidaridad. Esto sólo será posible cuando vivamos como hermanos, comprendiendo y practicando la Ley de Justicia, de Amor y de Caridad, como Allan Kardec nos enseña en El Libro de los Espíritus.

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