Jacira Jacinto da Silva
Presidente de la CEPA - Asociación Espirita Internacional
Queridos y queridas, pasamos tres días juntos y ¡fue extremadamente positivo!
Todo pasa en esta vida y nuestro coloquio también se va ...
Sin embargo, el balance no pudo ser mejor.
En primer lugar, tenemos que reconocer que sabemos mucho menos de lo que necesitamos saber. Estas jornadas de estudio son oportunidades especiales que, bien aprovechadas, sirven a quienes verdaderamente buscan conocer el Espiritismo y vivir de acuerdo con sus postulados.
Ante tantos ataques a la Teoría Espírita, intencionados o no, pasar tres días debatiendo su contenido con pensadores de alto nivel, comprometidos con la más auténtica y legítima honestidad intelectual, es un placer para todos nosotros. También significa una importante evolución del conocimiento.
Desde el día en que Leon Hipollyte Denizard Rivail cuestionó la posibilidad de que un objeto diera respuestas inteligentes a las preguntas propuestas, la humanidad comenzó a acceder a nueva información de la dimensión espiritual, demasiado impactante y suficiente para promover una verdadera revolución en el conocimiento humano.
Arthur Conan Doyle llamó a este momento histórico la “invasión organizada”. En efecto, saber que somos espíritus inmortales en constante crecimiento y que tenemos diferentes cuerpos en sucesivas encarnaciones, implica una completa inversión del pensamiento imperante en la época, que seríamos un cuerpo y tendríamos un alma, cuyo destino después de la muerte física sería cielo o infierno dependiendo del juicio divino.
Este punto de partida suscitó numerosas dudas, desveló un horizonte de innumerables interrogantes y disparó la búsqueda de más conocimientos. Después de más de siglo y medio, se abrieron muchas grietas que arrojaron luz sobre el oscurantismo entonces imperante; sin embargo, la vida que llevamos, basada en el egoísmo y todas las perversas consecuencias derivadas de esta gran adicción, señala la etapa primaria dominante en nuestros días.
No me refiero a otros; no reflexiono sobre lo que los religiosos, los filósofos, los agnósticos y los ateos no son capaces de hacer. No, queridos compañeros, mi conciencia me obliga a hablar de una humanidad carente de amor, desprovista de solidaridad y de todas las virtudes necesarias para reconocer que es imposible construir un estado de felicidad, apuntando sólo a sus propios intereses. Nosotros, es el pronombre más adecuado para expresar quiénes son los seres humanos que aún no han asimilado ni siquiera la frase atribuida a Jesús de Nazaret, quien la habría dicho hace siglos, dos mil años, indicándonos que hagamos por los demás lo que queremos que ellos hagan por nosotros.
¿Qué haremos con los conocimientos adquiridos en estos tres días de estudio? Todos los temas fueron trabajados con maestría y podrían conducir a alguna mejora en nuestra vida y en nuestro mundo si sabemos transformarlos en actitudes.
Kardec organizó los pilares que sustentan el Espiritismo, sin embargo, es nuestro papel construir el edificio, estudiando, trabajando, actuando, transformando el dolor en alegría. Ese es el gran desafío. Saber hacer, porque en el siglo XXI vivimos atormentados por el hambre, la guerra, la enfermedad, la violencia, el abandono y la indignidad, la marginalidad, los vicios, la discriminación, la destrucción, el irrespeto, etc.
Evidentemente, esta situación de tantas injusticias sociales revela una paradoja, ya que en 1857, 90 años antes de la DUDH, el espiritismo abogaba por la defensa de los derechos fundamentales, asegurando, en particular, el respeto a los derechos humanos. De aquí podemos deducir su característica vanguardista.
Teniendo en cuenta el tiempo de existencia de la humanidad, el Espiritismo sería un recién nacido; sin embargo, si pensamos que en 20 años hemos experimentado un avance tecnológico extraordinario, concluiremos que ya hemos vivido lo suficiente para producir mejores resultados con esta gigantesca, innovadora y vanguardista filosofía.
Seguros de la existencia de Dios, no como alguien que juzga y condena, sino como el amanecer de un nuevo día por la fuerza de la energía que, al nacer el sol, ilumina y da vida; convencidos de la supervivencia del alma y de la posibilidad de la comunicación mediúmnica; conscientes de la ley de la evolución en este y otros mundos y principalmente entendiendo la reencarnación como una gran y misericordiosa oportunidad de aprender y crecer siempre, podemos hacer mucho más.
Iniciamos nuestro I Encuentro Euroamericano con la presentación de una hermosa obra de arte, diciendo que “vale la pena saber que se puede”, proponiendo “esperanza” y advirtiendo que “si nunca se intenta nunca se consigue”.
Tenemos que soñar, confiar, vivir diariamente la utopía que nos haga dar un paso adelante. Creyendo que se puede y dedicando energía para lograrlo; por eso emprendimos este viaje y no podemos regresar sin equipaje.
Ciertamente, no nos hemos detenido a reflexionar sobre el escenario de barbarie e ignorancia en el que nos encontramos. La información de que el planeta tierra está más cerca de los mundos primitivos que de los mundos felices, celestiales y divinos, tiene mucho sentido en este resumen actual, de dolor y sufrimiento, en el que somos incapaces de sensibilizarnos con el dolor del semejante.
Qué pensar de un mundo en el que una mujer declara en una conversación trivial, tener 30 labiales nuevos, en caja, sin abrir. En el mismo contexto, una institución filantrópica dedicada a minimizar la injusticia social le pide un aporte mensual, equivalente al valor de un labial, pero su respuesta es que “no puede” y, de hecho, no se compromete. ¿Qué mundo es este?
¿Cuántos de nosotros hemos estado reflexionando sobre nuestro verdadero papel en esta vida? No estamos todos aquí para hacer lo mismo, pero sí, todos vinimos a trabajar por un objetivo común: la transformación del planeta en un mundo más justo, más solidario, más digno, mejor, etc.
Hablamos de la empatía, la producción de felicidad, la necesidad de paz, el respeto por el avance científico, la salud de la humanidad y tantos otros temas valiosos e importantes para la evolución; sin embargo, en nuestra vida cotidiana somos refractarios a estos nobles sentimientos. Para sostener la alteridad y el respeto, nos toca escuchar al otro, darle voz, considerar verdaderamente su opinión, y no pretender que solo acepta nuestro punto de vista, o despreciarlo cuando no está de acuerdo con nuestra opinión.
No olvidemos el objetivo del espiritismo, promover la transformación de la humanidad, según Kardec en El Libro de los Médiums. Podemos comenzar, como se sugirió en este coloquio, por reconocer que todos somos diferentes y que no tenemos el mismo nivel de comprensión.
Así, queridos compañeros, estamos terminando esta hermosa jornada, en la que mucho se ha dicho, con un esfuerzo extraordinario de todos.
Creo que se nos ha concedido una oportunidad muy importante de estudio, de reflexión, de intercambio y de amistad. Son gestos generosos que en sí mismos tienen una connotación pedagógica; después de todo, dedicar un fin de semana entero a la discusión de temas relevantes y actuales, también es una donación.
Muchas gracias a todos. Inmenso agradecimiento a los compañeros que no se dieron por vencidos, mirando, aplaudiendo y haciendo preguntas. Ciertamente trajeron una gran colaboración que necesitamos absorber, reproducir, hacer cumplir en nuestra vida diaria.
Extendemos también nuestro agradecimiento a los expositores, recordándoles que están fomentando, al mismo tiempo, nuestra superación intelectual y el avance de CEPA.
Quizás podamos mejorar aunque sea mínimamente, nuestro estilo de vida en la rutina diaria, tratando de practicar la ética, la tolerancia, el compartir, el respeto a la diversidad.
Hombres, mujeres, población LGBTQI+, negros, blancos, amarillos, con o sin discapacidad física, con más o menos dinero, jóvenes o viejos, todos somos viajeros, con tiempo indefinido para volver, pero muy seguros de que no podremos llevar ningún bien material en nuestro equipaje.
Una vez más, nuestro inmenso agradecimiento a todos los que contribuyeron a la realización de este encuentro, técnicos, traductores, presentadores, asistentes, conferencistas y artistas.
Una vez más felicito y agradezco a los organizadores: Mercedes, David, Rosa, Juan, Nieves, Antonio e Pura, pelo extraordinario e inmejorable trabajo desarrollado a muy corto plazo. Muchas gracias, queridos.
Disfrutemos pronto de otra obra de arte. Después, debemos descansar y seguir reflexionando hasta nuestro próximo encuentro, cuando avanzaremos un poco más en nuestros descubrimientos intelectuales.
CEPA manifiesta su inmensa y eterna Gratitud para con todos.
Un abrazo de mi parte, muy cariñoso. Muchas gracias a todos.