La Gazeta espírita Kardec Punto Com, una publicación electrónica de periodicidad mensual, editada en João Pessoa, Brasil, ofreció, en su edición del pasado mes de febrero, una entrevista con la presidenta de CEPA, Jacira Jacinto da Silva, sobre la cuestión
de las prisiones y ejecuciones penales, en Brasil, cuyo contenido reproducimos íntegramente:
LA MAGISTRADA DICE QUE EL SISTEMA PENITENCIARIO PUEDE MEJORAR A PARTIR DEL CUMPLIMIENTO DE LA VIEJA Y BUENA LEY DE EJECUCIÓN PENAL, QUE IMPONE A LOS PRISIONEROS EL TRABAJO Y EL ESTUDIO.
KPC – Ante las masacres cometidas recientemente dentro de las prisiones ¿podemos afirmar que el sistema penitenciario brasileño es insolvente?
JACIRA – Podemos afirmar, con toda seguridad, que el sistema penitenciario brasileño desde hace mucho tiempo no cumple su finalidad. Muy al contrario, viene contribuyendo a empeorar la condición ética y civilizadora de los reclusos.
KPC – Las reformas requeridas por el gobierno federal ¿pueden contribuir a la humanización del sistema?
JACIRA – Los graves problemas sociales siempre eclosionan, a menudo, a través de catástrofes. En ese contexto, no faltan soluciones rápidas, tales como paquetes de medidas, cambios legislativos y otras propuestas que llaman la atención con posibilidades ilusorias. El sistema penitenciario puede mejorar a partir del cumplimiento de la vieja y buena Ley de Ejecución Penal, que impone a los prisioneros el trabajo y el estudio. Bastaría con que nuestros gobernantes la practicasen. Veamos lo que afirma “El Libro de los Espíritus”, Ítem 796: En el estado actual de la sociedad ¿no es necesaria la severidad de las leyes penales? – “Una sociedad depravada tiene necesidad de leyes más severas. Por desgracia, esas leyes se dedican más a castigar el mal cuando ya fue cometido que a anular la fuente de ese mal. Sólo la educación puede reformar a los hombres que, entonces, no necesitarán ya leyes tan rigurosas.”.
KPC – En su libro “Criminalidad – ¿Educar o castigar?”, usted sugiere mejoras en el proceso de rehabilitación del penado además de estar cumpliendo condena. ¿Cómo sería esa rehabilitación dentro de las cárceles bajo el “imperio brutal” de bandas criminales?
JACIRA – Las bandas dominan los ambientes en los cuales el Estado no está presente. No se puede admitir que el Estado se someta a la fuerza del crimen. Una prisión bien dirigida no deja espacio para el dominio de las bandas criminales. En el libro “Criminalidad – ¿Educar o castigar?”, decimos que algunos criminales no pueden participar en estos programas de rehabilitación, debido a que sus comportamientos animalescos pondrían en peligro la recuperación de aquellos que pueden rehabilitarse. Aquellos, por supuesto, tienen que recibir un tratamiento especial, sin embargo, la inmensa mayoría de la población reclusa no tiene este perfil, pudiendo y debiendo trabajar y estudiar.
KPC – En su opinión ¿cuál sería el modelo ideal de prisión que ayudase a humanizar a nuestros condenados?
JACIRA – Como ya hemos dicho, los presos de alta peligrosidad deben tratarse por separado, evitando así que tumultúen la prisión e impidan que la institución cumpla con su función. La pena no existe sólo para castigar al delincuente, sino también para reintegrarlo, puesto que no existiendo la pena de muerte, o cadena perpetua, éste volverá a la vida social, y deberá volver mejorado. Al sistema penitenciario le corresponde reeducar a aquellos que se equivocaron, ofreciéndoles una oportunidad. Las mejores herramientas que tenemos para ello son el trabajo y el estudio, pero la prisión puede ofrecer mucho más: un título profesional; el arte en su sentido más amplio; el deporte, permitiendo que la persona reciba, de manera efectiva, las herramientas para desarrollar su potencial bueno. No podemos olvidar que la mayoría de los delincuentes son personas marginadas, que no recibieron una formación adecuada, habiendo sido moldeados en la experiencia del crimen. Nuestra experiencia como inspectora de presidio, puso de manifiesto que cuando se desarrolla dentro de un presidio un trabajo de rehabilitación social durante ocho años -a excepción de aquellos casos extremos mencionados anteriormente-, el ser humano siempre responde de forma positiva cuando se le ofrece la oportunidad, depositando confianza y respeto en su persona.
La Ley de Ejecución Penal prevé el compromiso de trabajo para el prisionero, pero el Estado no proporciona los medios necesarios. Entonces, si el Estado, responsable de la custodia de los presos, no se preocupa para que sean mejores personas, colocándolos en condiciones extremadamente precarias, como si fuesen animales, la sociedad no puede esperar otra reacción sino la de animales furiosos. Hemos visto infinidad de testimonios de comités que visitan las prisiones, que atestiguan las condiciones inhumanas existentes: personas que duermen junto a vertederos, que comen alimentos en mal estado, que se tienen que bañar con agua fría en invierno, si es que pueden hacerlo, etc. Y sin embargo, la pena prescrita por la ley es la privación de libertad y no otra cosa. El ciudadano que nos lea ¿aceptaría otra pena más allá de la establecida por la ley en el caso de que estuviera condenado? Para finalizar, recomiendo de nuevo “El Libro de los Espíritus”. Sólo dos preguntas más: la 761 – La ley de conservación concede al hombre el derecho de preservar su propia vida. ¿No está él haciendo uso de ese derecho cuando elimina de la sociedad a un miembro peligroso?: - “Hay otros medios de defenderse del peligro fuera del de matar al agresor. Por otra parte, es preciso abrir al criminal la puerta del arrepentimiento y no cerrársela.”. Y la 813 – Hay personas que caen en las privaciones y la miseria por su propia culpa. ¿Puede la sociedad ser responsable de ello?: - “Sí, ya lo hemos dicho, ella es con frecuencia la causa primera de esas situaciones. Además, ¿no debe velar la sociedad por la educación moral de sus miembros? A menudo es la mala educación la que ha falseado el juicio de esas personas en vez de reprimir sus tendencias perniciosas.”
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Se puede acceder a la edición completa, de febrero de 2017, de la Gazeta Kardec Punto Com en la página web de la revista, a través del link: https://goo.gl/uVmFeO