NUESTRO APOYO A LA LUCHA DE LAS MUJERES IRANÍES
Todos los días, alrededor del mundo, miles de mujeres, niñas y jóvenes, sufren humillaciones, violencia, matrimonios forzados, violaciones, torturas, mutilaciones genitales o son asesinadas por haber nacido mujeres. Esta discriminación inaceptable es el reflejo de sociedades arcaicas que aceptan y aplican tradiciones de otro tiempo, sociedades con sistemas patriarcales que no dan derechos ni protección a las mujeres. La discriminación que sufren, la privación de sus derechos fundamentales, es contraria a los principios de igualdad y respeto a la dignidad humana consignados en la declaración universal de derechos humanos y establecidos por las Naciones Unidas.
La lista de países donde los derechos de las mujeres retroceden y donde sus vidas corren peligro es larga: Turquía, Afganistán, Etiopía, Estados Unidos, Polonia, Hungría, India, China, Arabia Saudí, y en todas las zonas de conflicto donde la esclavitud sexual y la violación se han convertido en un arma de guerra.
Hoy, la detención y la oscura muerte de Masha Amini, de solo 22 años, el 13 de septiembre de 2022, por llevar un velo de forma inapropiada, a la vista de las abusivas leyes puestas en marcha tras la revolución de 1979, está incendiando a Irán.
Masha Amini se ha convertido en un símbolo de la opresión de las mujeres por el régimen de la República Islámica. Para ser escuchadas, las mujeres iraníes se graban en las redes sociales, quemando sus velos, cortándose el pelo, mostrando un inmenso valor frente a la violenta represión del régimen. Las protestas pacíficas se reprimen con violencia e impunidad. Decenas de muertos, cientos de heridos: ¿de qué tienen miedo las autoridades? ¿De su libertad? ¿De su inteligencia? ¿De su educación? ¿De su valor? "Mujeres, vida, libertad" es el lema de las manifestantes, que resuena hoy para todas las mujeres del mundo. ¡Debemos apoyar este movimiento sin precedentes!
Como espiritistas, damos todo nuestro apoyo a este nuevo levantamiento popular que nos muestra la voluntad de mujeres indignadas y dispuestas a enfrentarse a la brutalidad del poder, que provocan al poder religioso exigiendo derechos reales y el fin de la persecución.
Desde el principio de la historia del espiritismo kardecista, se dejó muy claro que las mujeres y los hombres eran iguales ante Dios, que no podía haber diferencias en los derechos humanos. Dentro del espiritismo, por lo tanto, está claro que los derechos deben ser estrictamente idénticos entre los dos sexos, en todos los aspectos de la vida cívica y social. Esta era una posición de avanzada para el siglo XIX.
Por otra parte, si según el espiritismo todos somos iguales ante Dios, en algunas instituciones y culturas religiosas esta noción no existe. El Dios mal entendido, especialmente entre los islamistas fundamentalistas, se opone totalmente a esta igualdad natural. Es la ley patriarcal de lo masculino la que prohíbe toda normalidad y toda emancipación para las mujeres, que son relegadas a un papel de procreación y de servidumbre doméstica confiriéndoles una forma de esclavitud.
Así, el Espiritismo, por su propia esencia, apoya con fuerza esta lucha por la igualdad de los sexos y denuncia la ignominia criminal de otra época.
En efecto, hay que hablar de crimen, porque al crimen de impedir que las mujeres vivan normalmente, se suman los crímenes perpetrados por la policía contra los manifestantes. Nos enfrentamos a un Estado criminal que, en nombre del patriarcado y del islamismo radical, está sembrando el terror en todo el país.
Apoyamos la lucha de estas mujeres y hombres, de estas poblaciones que se levantan para que las mujeres tengan la libertad de salir a la calle y a no someterse a códigos pseudo-religiosos de un sector islamista canalla y radicalizado. Es una lucha que desgraciadamente producirá muchas más víctimas. Pero es una lucha justa que demuestra hasta qué punto el pueblo puede levantarse arriesgando su vida. Es esta lucha la que todos debemos apoyar, en nombre de nuestro ideal, en nombre del humanismo espiritista, que puede y debe, en cada oportunidad, tomar una posición a favor de los derechos humanos, la libertad y la justicia.