Por Ademar Arthur Chioro dos Reis
*Miembro de CPDoc y del Centro Espírita Allan Kardec (Santos-SP). Es asesor especial de la presidencia de la CEPA.El CPDoc publicó, en asociación con la CEPABrasil, el libro “Perspectivas Contemporáneas de la
Reencarnación”, conteniendo una selección de textos de pensadores espíritas de Brasil, EUA, Argentina y Venezuela presentados en el XXI Congreso Espírita Panamericano, realizado en 2012, en Santos-SP.
El libro ha sido muy bien recibido por los lectores, espíritas o no, teniendo ya solicitada una primera reimpresión, extrapolando la expectativa que Ricardo Nunes y yo teníamos como organizadores. Aunque no hayamos conseguido hasta ahora espacios en librerías espíritas -tal vez por tratarse de una visión de la CEPA sobre uno de los principios básicos del espiritismo- está siendo vendido en grandes librerías y por internet, llegando a un público muy heterogéneo. Recibimos, inclusive, propuesta de publicación en el exterior, en una edición europea.
En las entrevistas que hemos concedido para divulgar el libro una pregunta es frecuente: ¿cuál es la tesis central de este libro? Aunque señale uno de los once capítulos y aprecie mucho todas las partes que lo compone, en particular el homenaje a Jaci Regis y José Rodrigues, grandes pensadores espíritas santistas que fueron muy importantes para el espiritismo laico, kardecista, progresista, humanista y librepensador, considero la Carta de Santos, dispuesta luego del prefacio y de la presentación, el punto más destacado del libro, por su concisión y claridad conceptual.
La Carta de Santos, un documento síntesis, de principios, aprobado por unanimidad al final del XXI Congreso, expone la comprensión de la CEPA a respecto de la reencarnación. Expresa, de manera clara y objetiva, que la aceptación de la reencarnación como hipótesis científico-filosófica gana expansión en todos los continentes, independientemente de las tradiciones culturales y religiosas, y que recuerdos espontáneos de probables vidas pasadas, el empleo de hipnosis regresiva y experiencias mediúmnicas, han ofrecido rica fuente de estudios y soporte fático a la teoría reencarnacionista. Son evidencias en el campo experimental que vienen al encuentro de las propuestas fundamentales enunciadas por Allan Kardec y en obras complementarias de pensadores que, después de él, vienen desarrollando la teoría espírita en una perspectiva progresista, laica y librepensadora.
La teoría espírita de la reencarnación es un nuevo paradigma filosófico y científico que merece ser estudiado e investigado y que tiene aplicación práctica en todas las áreas del conocimiento y del accionar humano. Pero para que pueda ser asimilada, como destacan los espíritas vinculados a CEPA en la Carta de Santos, será necesario “ofrecerla a la cultura humana, no solo como un artículo de fe religiosa, sino como conocimiento capaz de dotar al individuo y a la sociedad de responsabilidad personal y colectiva sobre el progreso individual y social”.
Entienden que la reencarnación no es un fin en sí mismo, sino un dispositivo natural, necesario, dinámico, parte integrante de los mecanismos de la evolución, así expuesto en este documento histórico, refutando vehementemente la idea de que las desigualdades e injusticias sociales deben ser interpretadas como resultantes de la voluntad de Dios. Al contrario, son en verdad resultado del orgullo, del egoísmo y del des-respeto a las leyes naturales. Y eso nos impele para que seamos sujetos activos de la transformación de nuestras vidas y del mundo en que vivimos.
Tengo la convicción, sin embargo, que la respuesta a la pregunta que nos han realizado, que alineaba todos los capítulos del libro y la tesis que más se destaca de la Carta de Santos, es la visión de la reencarnación liberada de las dimensiones de culpa y castigo.
Lo que diferencia la visión laica, kardecista, progresista y librepensadora sobre la reencarnación, expresada por la CEPA, de las antiguas creencias y doctrinas reencarnacionistas que se dicen inspiradas en el cristianismo, en el hinduismo o en otras concepciones religiosas del mundo actual, es que la “palingenesia espírita defiende que el espíritu reencarna para progresar y no para rescatar culpas. Por eso mismo, la visión reencarnacionista espírita es esencialmente pedagógica, ejerciendo importante papel en la progresiva educación del espíritu inmortal”.
Ademar Arthur Chioro e Ricardo Nunes autografando livros na noite de lançamento.
La visión espírita laica y librepensadora permite una forma diferente, más compleja y abierta, de ver los problemas del hombre, de la sociedad y del mundo actual. El hombre es el sujeto, protagonista de su propia historia, siendo totalmente responsable por lo que es y por las circunstancias en que se encuentra. El hombre es el constructor de su destino y de su futuro, tanto en una perspectiva individual como social. El desenvolvimiento intelectual y moral es la llave para la evolución consciente del espíritu y de la propia humanidad. Quedamos incompletos si intentamos una auto-transformación sin tener en cuenta la sociedad a nuestro alrededor.
La reencarnación, en la perspectiva laica y librepensadora, permite una visión amplificada de la vida, una liberación para el espíritu, una nueva dimensión para la vida y la muerte. Culpa, castigo y sufrimiento pasan a ser contingencias de la vida. Las adversidades y límites de la vida pasan a ser comprendidas en otra dimensión: como oportunidades y otras posibilidades para la evolución del espíritu y la búsqueda de la felicidad. Nos permite vislumbrar, a partir de la perspectiva inmortalista y evolucionista (no determinista, pero sin dialéctica), un nuevo comportamiento personal, familiar y social en busca de la transformación de la sociedad por medio de formas más fraternas y justas de convivencia.
Comprendida de esta forma, nuevamente reportándome a la Carta de Santos, la “visión palingenésica espírita libera al espíritu del dogmatismo religioso y de cualquier posturas sectarias (....) y es un eficiente instrumento de autoconocimiento, de educación, y de progreso ético, individual y colectivo”. Esa es la visión liberadora propugnada por el espiritismo laico y librepensador.
Esa es la tesis central del libro.