MiltonMilton R. Medran Moreira

Asesor de Relaciones Internacionales de CEPA

¡Fue bueno haber participado de este desafío!

Hay doctrinas que ven la vida del ser humano en la tierra como puro fenómeno biológico, producto del acaso. Hay otras - y estas han dado forma a las creencias y a toda la cultura occidental desde el advenimiento del cristianismo - que la interpretan como la resultante de una maldición divina, resultado del pecado original, cometido por una supuesta primera pareja en el Paraíso.

Para los primeros, todo el progreso alcanzable por el ser humano se da en el contexto de la vida material, porque en ella se agota la existencia. Ya para aquellos que sustentan la fe cristiana, el paso del espíritu por el planeta es, necesariamente, un período de sufrimiento y resignación, pasado el cual será alcanzada o la bienaventuranza eterna o la eterna condenación.

El Espiritismo, a diferencia, contempla las sucesivas encarnaciones humanas como etapas imprescindibles para el crecimiento del espíritu inmortal. Este, sometido, desde su condición originaria de "simple e ignorante" (pregunta 115 de El Libro de los Espíritus), a un proceso continuo de aprendizaje y perfeccionamiento, debe afrontar cada encarnación como una oportunidad única para "hacer su parte en la obra de la creación", como lo expone la pregunta 132 de El Libro de los Espíritus. Lo que los espíritus, allí mismo, clasificaron como "expiación y misión", inherentes a la encarnación de los espíritus en la Tierra, se puede sintetizar en una sola palabra: "desafíos".

La vida del individuo en una comunidad terrenal, en el proceso continuo en busca de la mejora de sus condiciones existenciales y de su perfeccionamiento, está hecha, toda ella, de desafíos que, superados, promueven el crecimiento.

El XXIII Congreso de CEPA, celebrado por primera vez en el transcurso de los 75 años de esta institución, en formato digital, fue muy feliz en la elección de su temática central: "El Espiritismo ante los Desafíos Humanos".

La palabra "desafío", colocada en el título del gran evento en el que participaron más de 800 personas de 27 países diferentes de Europa y de América, reconoce el planeta en el que todos estamos reencarnados, no simplemente como "un mundo de pruebas y expiaciones", una expresión que podría llevar al intérprete contemporáneo a deducciones doctrinarias cercanas a la idea de reencarnación-castigo, sino, fundamentalmente como "un mundo de desafíos".

No reencarnamos para pagar pecados, sino para crecer ante el siempre necesario sobrevenir de mayores desafíos, en el infinito proceso de la progresión moral e intelectual al que estamos incorporados y que son paulatinos en cada experiencia encarnatoria del espíritu.

Fue muy feliz CEPA en la elección de su temática congresual, brindando oportunidad al segmento espírita del mundo al enfrentamiento de las grandes cuestiones de nuestro tiempo, a partir de su concepción filosófica, optimista y progresista.

La crisis que se abatió sobre la comunidad mundial trajo nuevos y grandes desafíos para cuya superación se han evidenciado insuficientes los caminos ofrecidos por el nihilismo materialista y por el dogmatismo religioso.

No todos los grandes temas de nuestro tiempo estaban en la agenda del siglo XIX y que inspiraran a Allan Kardec a su rico diálogo con los espíritus en las 1.019 preguntas propuestas por él a sus nobles interlocutores espirituales, en el formato de El Libro de los Espíritus.

Algunas de ellas apenas comenzaban a desafiar el mundo en transformación vivido por el fundador del espiritismo. Dos grandes guerras, avances extraordinarios de la ciencia, cambios de hábitos, nuevas perspectivas filosóficas y sociológicas acerca del ser humano y de sus comunidades, mayor concienciación que implica el desgaste y la finitud de recursos naturales... ¡tantos desafíos de nuestro tiempo!

Afrontarlos y discutirlos a partir de las ideas filosóficas fundamentales del espiritismo, tales como la inmortalidad del espíritu, su comunicabilidad y evolución, fue el objetivo del Congreso de CEPA, exitosamente realizado, desde una perspectiva eminentemente espiritualista pero laica; con los ojos puestos en sus principios fundamentales, pero progresistas; utilizando las ideas políticas, sociales y conductuales contemporáneas, pero teniendo presente vívidamente los valores perennes ratificados por Kardec y los espíritus en las obras básicas.

El Congreso de CEPA programado para 2020, pero realizado en 2021, debido a una grave pandemia que acaeció en el mundo de nuestro tiempo, será, por todo ello, y notoriamente por haber enfrentado los desafíos que 2020/2021 trajeron al mundo, un evento notable, destinado a ser destacado en los anales de la historia del espiritismo.

Reconozcamos: ¡haber participado en este desafío fue una gran experiencia en la trayectoria individual de cada uno de nosotros!

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