Jon Aizpúrua
Ex-presidente de CEPA (1993/2000) y actual Asesor de Relaciones Internacionales
En estos años que corren del siglo XXI hemos venido apreciando ciertos cambios de singular relevancia que se están produciendo en numerosos y variados sectores del movimiento espírita internacional. Cambios de mentalidad, de actitud y de disposición para el encuentro y el diálogo que se expresan de diversas maneras y que consiguen notable resonancia en virtud de las enormes posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación virtual, las cuales se han multiplicado en su empleo alrededor del planeta como consecuencia de la pandemia que azota a la humanidad desde los inicios de 2020.
Seguramente se han realizado en un año más conferencias, congresos, simposios o encuentros convocados para examinar asuntos culturales, históricos, filosóficos, científicos o éticos desde la óptica espírita, que en las dos décadas precedentes. Las ventajas que se derivan de estas reuniones virtuales, especialmente por la considerable reducción de costos y la comodidad de recibir la información desde el hogar, se traducen en un efecto democratizador en cuanto a una más amplia y plural participación de expositores, los cuales pasan a ser mucho más conocidos, y en que las ideas fluyen con mayor libertad y alcanzan a públicos que antes eran casi inaccesibles.
Con inocultable satisfacción hemos de destacar que estos eventos espíritas celebrados en diversos países de América y Europa, y los que están por venir, han sido concebidos como espacios abiertos para facilitar la más libre exposición de las ideas dentro de un ambiente fraterno y distendido, marcado por el respeto, la alteridad, el pluralismo y el diálogo, y en el que no tienen cabida restricciones, prohibiciones, censuras, descalificaciones o anatemas, como las que a veces son arrojadas contra quienes se han atrevido a disentir de las verdades oficiales, a expresar sus dudas o sus críticas, o a innovar con propuestas creativas.
En la misma dirección, saludamos con regocijo, la edición y circulación de publicaciones, impresas o digitales, que reivindican el derecho esencial a la libertad de información y de expresión, y ofrecen en sus páginas contenidos originales, frescos, ágiles, acerca de cuestiones humanas y sociales de actualidad, sobre las cuales tanto tiene que decir la doctrina espírita, y que marcan distancia de ese periodismo tradicionalista, lento, pesado, repetitivo, dedicado a la catequesis evangelizadora, muy lejos de la propuesta educativa humanista y transformadora que es inherente al pensamiento kardecista original.
Está en curso una revisión historiográfica del espiritismo realizada por estudiosos de apreciable rango académico e insaciable curiosidad, cuyo ánimo es el de brindar a la cultura contemporánea, y no solo a los espíritas, un conocimiento cabal de la doctrina fundada, sistematizada y codificada por Allan Kardec, y del movimiento que se generó a partir de aquellas bases. Como ya es de conocimiento público, se han venido dando a conocer noticias sobre la vida y obra de Kardec que amplían y corrigen opiniones o creencias sostenidas durante mucho tiempo, a la vez que descubren alteraciones o adulteraciones en ediciones posteriores de algunos de sus libros realizadas con la intención de suprimir o modificar conceptos de gran relevancia que dan sustento al espiritismo como una filosofía humanista y librepensadora, cuyos postulados se concretan en una moral autónoma y emancipadora, para sustituirlos por nociones derivadas de arcaicos dogmatismos religiosos.
Nuevos libros están apareciendo, cubriendo un amplio espectro temático, cuyos autores se esmeran en presentar los resultados de sus investigaciones o de sus reflexiones, siempre con la intención de reafirmar la doctrina espírita en sus principios fundamentales y adecuarlos en cuanto a lenguaje y contenidos a las demandas del pensamiento contemporáneo, en particular de los impresionantes avances científicos, y sociales, y plantear a la vez, las contribuciones que ofrece el espiritismo a la configuración de un nuevo paradigma, en tanto que filosofía espiritualista, deísta, reencarnacionista y evolucionista. La Colección Librepensamiento que acaba de ser lanzada por CEPA-Asociación Espírita Internacional, constituye una de las vigorosas y fructíferas iniciativas de los tiempos actuales.
Cambios, en fin, que saludamos con entusiasmo y que nos permiten suponer con razonable optimismo que el librepensamiento, con todo lo que esta palabra entraña como representación del legítimo derecho del ser humano a pensar y actuar con plena libertad atendiendo a los dictados de su conciencia, está conquistando y seduciendo mentes y corazones de numerosos espíritas, que, además, ya no se identifican con la versión del espiritismo hasta ahora dominante que lo ha envuelto en nebulosidades religiosas, amparadas en una pretendida autoridad divina consagrada por la vía de discutibles revelaciones mediúmnicas, y habiéndolo presentado como una ideología mística y conservadora, lo ha castrado en sus colosales potencialidades transformadoras del hombre y del mundo.
En Brasil, de lejos, el país donde el espiritismo consiguió su mayor difusión e implantación, y también en otras naciones americanas y europeas, estas manifestaciones librepensadoras se hallan en plena efervescencia, y desde la CEPA las recibimos con inocultable alegría. Con los naturales matices que distinguen a personas y grupos, se percibe un fondo común entre todos quienes reafirmamos nuestras convicciones espíritas sobre la base del corpus doctrinario establecido por Allan Kardec a partir de las informaciones ofrecidas por espíritus de singular sabiduría y moralidad, y, conscientes del carácter progresivo del espiritismo, nos esmeramos en adecuarlo en lo que se refiere a contenido y lenguaje a los avances y descubrimientos de la ciencias naturales y sociales, de la filosofía y de la cultura en general.
La CEPA tiende fraternalmente su mano amiga a todos los espíritas que se hallan en sintonía con esta mirada librepensadora e invita a un encuentro entre compañeros de un mismo ideal, a conjugar esfuerzos, a dialogar con respeto y espíritu abierto, a establecer una relación de cooperación, horizontal, desprovista de trámites burocráticos o intenciones proselitistas.
Que sea el librepensamiento, denominación muy apreciada por Kardec en su tiempo, un factor clave para estimular relaciones amables y constructivas entre los espíritas de mayor lucidez y disposición para el estudio, que fructifique en creativos intercambios de ideas, reflexiones, experiencias, búsquedas, en función del progreso del espiritismo, como doctrina y movimiento.